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Ética del nacionalista

México es la nación de los antepasados que vivían en comunión con las fuerzas de la naturaleza y del universo oculto, de los hombres águila que construyeron grandes civilizaciones. Somos una nación de cultura hispánica con valores morales y humanos forjaron un nuevo pueblo. No aceptar la historia es diluir nuestra fuerza y favorecer a los que nos dividen.

No debemos perder la fe en la grandeza nacional. Todos los grandes movimientos empezaron con un grupo reducido de personas idealistas. Decepcionarse es dejar morir al ideal, no debemos renunciar a él aunque el camino sea difícil. Empezar desde cero es complicado, pero alguien debe hacer el trabajo. Depende de nosotros acabar con los malos hábitos y la pereza, ese es el paso fundamental para el éxito de toda empresa o proyecto

El verdadero revolucionario busca hacer de si mismo un Hombre Nuevo, con vocación de soldado, de monje, de héroe.No luchamos políticamente por un beneficio, una riqueza o una posición de poder porque estas son cosas materiales y pasajeras. El militante nacionalista toma su carga y acepta el sacrificio de su lucha con devoción porque la gloria verdadera nace del sufrimiento y el arduo trabajo.

Abandonemos la actitud inútil de muchos que consiste en quejarse del gobierno sin tomar acción alguna. No sirve de nada que busquemos cambiar al estado y las leyes mientras no cambiamos nosotros mismos, pues es el hombre el que ha perdido su espíritu. Más que promesa, el nacionalista tiene como juramento perpetuo luchar por el bien y el honor de su patria.

El nacionalista cree en la voluntad nacional. Por eso jamás dará crédito a mentiras o calumnias. Antes de juzgar, se escucha y se analiza. Las revistas, la televisión, el cine y los noticieros estan corroidos de pensamientos liberales, antinacionales, materialistas y democrateros. No debemos desanimarnos, ni dejar de servir a la patria, sigamos como siempre y con la frente en alto.

En el momento en que se tengan que tomar o acatar decisiones, no se incursiona en discusiones y alegatos que no llevan a nada. Actuemos siempre con la virtud de la confianza, en los momentos buenos y los malos. El concenso prevalece por encima de las discordias o los desacuerdos, siempre y en todo momento.

El verdadero revolucionario es respetado cuando es capaz de discutir y hablar con conocimiento de causa. Es escuchado cuando esta en contacto con el mundo que le rodea y transmite de buena fe su ideal supremo. Por eso, no dejemos de preparanos, hagamos lo posible por estar al tanto de la política del país y de la localidad. Se crece con lecturas espirituales y filosóficas. Nadie nace siendo sabio y nunca se deja de aprender.

A nadie debe de juzgársele por la pobreza de tu atuendo ni la estatura o el peso o capacidades físicas o motrices. Esforcémonos mejor por ser dignos en nuestra persona. Por respeto a nuestra cultura, evitemos las modas indecentes o asexualizantes, la frivolidad o la ostentación, para que nadie nos mire con malicia e intente atacarnos moralmente.

A menos que sea en defensa propia, que este en peligro su integridad o la de sus allegados y compañeros, o el honor de la patria o el de su familia, no se utilizará la violencia física ni la agresión para disputar con nadie ni mucho menos para imponer su forma de pensar a sus adversarios. Estamos resueltos a triunfar por el convencimiento de quienes deben ser convencidos.

La familia es la base de la estirpe y la identidad mexicana frente a los materialistas asociales que no créen en ella. Dar vida a otro mexicano es un gran orgullo a pesar de las difiultades. Debemos respetar a la gente de mas edad aunque no sean ancianos, pues no todos tuvieron el entendimiento ni las oportunidades que tenemos. Jamás debemos abandonar la lucha porque luchar por México es luchar por la familia.

Se valoran las tradiciones verdaderas de nuestra estirpe cuando engrandecen a la patria o tienen sentido comunitario e identitario. Hay elementos religiosos, que independientemente de nuestras convicciones personales, fortalecieron nuestra identidad. Sin embargo, es una virtud discernir entre lo verdadero y lo falso. Defendamos lo eterno pero no lo pasado. La superstición, el machismo y la holgazanería son vicios, no tradiciones.

El vicio del alcohol es un instrumento al servicio de los explotadores para propagar la ignorancia y la irresponsabilidad. Quien no puede beber con temperanza no debe beber. La marihuana es la puerta a la holgazanería. Consumir o tener amistad con gente que vende estupefacientes es inaceptable.

Hay buenas personas en todas las corrientes, las nacionalidades y las religiones. Todos podemos aprender de todos, hasta del adversario si se maneja con calidad humana y decencia. Por el contrario, es digno aborrecer al enemigo que miente, que sirve a los intereses de la antipatria y que trabaja suciamente contra el pueblo y contra la nación con plena conciencia de sus actos.

Lo estético es el alimento del alma, la belleza tranquiliza los sentidos y contribuye a hacer de nosotros personas mas sensibles. Fomentar el arte nacional verdaderamente estético es parte del nacionalismo, condenando a su vez el falso arte putrefacto que a veces se glorifica en nuestro tiempo. Descubrir o admirar las altas artes y la cultura no es sinonimo de elitismo ni implica alejarse del pueblo.

Obtener siempre algo de los demás mediante sobornos o engaños ha contribuido a que tengamos un país sumido en la corrupción y en la inmoralidad. El militante sincero debe rechazar estas actitudes y desterrarlas de su comportamiento. Toda circunstancia que obligue al soborno debe ser seguida de una denuncia moral del hecho una vez pasado el peligro.

Aún cuando rechazamos la mojigatería derechista, el nacionalista rechaza de manera franca la hipersexualización de la sociedad. Particularmente aborrecibles son los medios de comunicación que promueven la promiscuidad sexual o el placer como medio para que la gente deje de pensar. Condenables las demostraciones callejeras que corrompen la vida moral de los mexicanos, sobre todo de los mas pequeños.

El que no ama a la naturaleza no ama a su patria. No es propicio quemar o tirar basura en la calle o en la carretera, ni cortar árboles o comprar madera cortada por los enemigos de México. El excursionismo es una buena forma de convivr con la naturaleza. Amar a la naturaleza es sentirse parte de ella, conocerla y saber respetar su espacio. Abusar de la fauna y de los ecosistemas es contribuir a la destrucción de la patria.

Se puede conocer mucho sobre una persona por la forma en que trata a los animales. En ningún momento se justifica maltratar ni dañar a los animales por diversión u ocio, o participar en espectáculos donde se les hace sufrir por gusto o estética. Debemos recordar que los animales fueron creados como hermanos menores del hombre, algunos para su compañía u otros para su sustento como medida temporal.

La hospitalidad es una buena manera de demostrar la nobleza. Ser amable con un turista y apoyarlo es parte de la hospitalidad. Debemos esforzarnos porque solo conozca lo positivo de México. El extranjero que vive y trabaja aquí de manera honesta debe ser cobijado. Culpables y nefastos son, por el contrario, los elementos extranjeros que explotan al mexicano o pisotean nuestra patria.

La ética nacionalista es trasladable a nuestro trabajo. En la medida de lo posible, no favorezcas jamás al extranjero por encima del mexicano ni dañes a otro mexicano con acciones deshonestas. El trabajo es una forma de ser útiles a la comunidad del pueblo, no es un castigo sino algo inherente a nuestra naturaleza creadora. El trabajo manual y el intelectual son igualmente dignos, nunca hay que desacreditar a nadie por su oficio.

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